Desde el nacimiento, la mayoría de las personas presentamos hipermetropía, un defecto refractivo que produce visión borrosa a cortas distancias, entre sus principales síntomas. En ocasiones, quien lo padece presenta una visión nítida a distancias lejanas. Además de la falta de agudeza visual en objetos cercanos existen otros síntomas según su estado de desarrollo como dolor de cabeza o fatiga visual. En cuanto a la manifestación de esta anomalía visual en niños, es importante señalar que puede comprometer seriamente su proceso de aprendizaje.
Cabe tener en cuenta que, prácticamente casi todos los niños nacen hipermétropes. En algunos casos, este defecto refractivo se va corrigiendo de manera natural con el paso de los años, hacia la adolescencia. En cambio, si el niño presenta los síntomas anteriores debe acudir a su oftalmólogo de confianza cuanto antes. De lo contrario, la hipermetropía podría avanzar un estrabismo o ambliopía (ojo vago).
La hipermetropía afecta al 30% de la población española.
La principal causa es hereditaria…
El globo ocular de un paciente con hipermetropía se presenta más corto de lo normal. Por ello, la luz que entra en el ojo no se enfoca directamente sobre la retina, sino detrás de ésta, provocando esa falta de nitidez en objetos cercanos.
Existen varias soluciones para corregir la hipermetropía y evitar así sus síntomas, como la corrección óptica mediante gafas o lentes de contacto y la intervención quirúrgica a través de la cirugía refractiva de una manera integral y personalizada.
El oftalmólogo evaluará cada caso y propondrá el tratamiento más adecuado a cada paciente.
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